Arquitectura de Castilla y León

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IX PREMIO DE ARQUITECTURA Y URBANISMO DE CASTILLA Y LEÓN
PREMIO CATEGORÍA OTROS EDIFICIOS DE NUEVA PLANTA
CAPILLA DEL RETABLO DEL ROSARILLO. COLEGIO HIJAS DE JESÚS <SAGRADA FAMILIA>

 

ARQUITECTOS: IGNACIO PAREDES PEÑA, MIGUEL PAREDES PEÑA, JESÚS PAREDES PEÑA Y JUAN CARLOS RIVAS SAN JOSÉ

Colaboradores: Rubén Pellitero Rodríguez y Pablo Lora Asensio
Promotor: Congregación Hijas de Jesús
Fecha de finalización: Diciembre de 2011
Director de ejecución: Juan Aparicio Alonso
Empresa constructora: Zarzuela, S.A
Ubicación: Carretera Segovia, Valladolid

 

Capilla del Retablo del Rosarillo.  Colegio Hijas de Jesús “Sagrada Familia”

 

El proyecto surge de la necesidad de albergar un retablo de gran valor simbólico. Esto condiciona su concepción como un cofre en el que guardar y venerar la pieza, poniendo en valor su carácter místico.

La capilla se ubica en un pequeño jardín arbolado, lo que supone otro condicionante de partida. Se pretende poner en valor el jardín, convirtiéndolo en parte del conjunto.
Así, bosque y edificio constituyen un templo en el que la capilla se convierte en el Naos, al cual se accede a través de una sala hipóstila de árboles. Sólo una cruz metálica exenta nos advierte que estamos en un lugar de culto cristiano. Se pretende así crear no sólo un edificio sino un lugar, en el que lo preexistente cohabite con lo contemporáneo, y en el que naturaleza y arquitectura se fundan.

El volumen se plantea como una caja que presenta una grieta longitudinal, a modo de eje de apertura. Su carácter es masivo y pétreo, haciendo alusión a los múltiples templos de tradición románica que salpican Castilla. El volumen se rompe únicamente en el porche de acceso en forma de mordisco, lo que subraya la expresión de masividad buscada, y en la cubierta, que se quiebra sutilmente para bañar de luz puntos estratégicos del interior. El acceso se plantea como un recorrido procesional, en el que el visitante vive una experiencia espacial que culmina con la visión del retablo.

El interior se concibe como el blando forro de un joyero. Una envolvente que difumina los límites entre suelo, paredes y techo, se pliega buscando una geometría tallada por una luz cenital que hace alusión a conceptos como eternidad y divinidad; una grieta de luz perimetral congela el instante en que el cofre se abre.

La madera presente en los árboles del exterior se transforma aquí en manto cuya cálida materialidad nos invita al recogimiento. Por su parte, el retablo, elemento místico y protagonista del proyecto, se apoya en un plano pétreo negro que lo enmarca en delicado equilibrio que articula el espacio interior.

 

 

Fecha de publicación: 
Jueves, 8 Julio, 2021